De parte de quien tiene que estar

La historia reciente de Sudáfrica, como saben, es la historia de un conflicto interracial donde la supremacía de los blancos sobre la mayoría social «negra» se apoyaba en un sistema político (el apartheid) que reforzaba a otro más poderoso, el económico, que abocaba a esta mayoría social a la pobreza y la exclusión económica y social.

La llegada al Gobierno sudafricano de Nelson Mandela, primer presidente negro del país en 1994, es un hito para la historia de los Derechos Humanos y un ejemplo de que la política está plagada también de «muchos hombres buenos».

En la pelicula «Invictus» basada en la novela del periodista John Carlin, Morgan Freeman interpreta a Mandela en un momento que sería clave para el proceso de reconciliación entre negros y blancos que el recién elegido Presidente  había iniciado para su país: la copa del mundial de Rugby de 1995.

Mandela fue consciente de que el gran problema de Sudáfrica no radicaba exclusivamente en atender las reivindicaciones de la justa lucha de los negros oprimidos conta la poderosa clase “blanca”.

La marginación política y económica de esa mayoría social había traído un problema mucho más dificil de resolver: el de encontrar un principio para la reconciliación, «algo» en lo que «negros» y «blancos» pudieran reconocerse y por lo que luchar, juntos, en la reconstrucción sudafricana.

Mandela reconoció la necesidad  de agrupar a la sociedad africana en torno a unos principios de identidad y pertenencia que favoreciesen la unidad en un país donde la tierra no pertenecía al que la trabajaba o ancestralmente la habitaba sino a los que la habían conquistado y culturalmente “sitiado”

El campeonato mundial de Rugby de 1995, en el que Sudáfrica por primera vez participaba después de años sancionada por la cuestión del Apartheid, es la excusa que Mandela utiliza para poner en marcha estos principios.

En este sentido resulta  muy ilustrador ese momento de la película  en el que Freeman- Mandela le dice a su s asesores que el campeonato de rugby refleja el grave asunto de fondo de lo que sucede en el país: «en este mundial – viene a decir – resulta que los negros están de parte de Inglaterra y los blancos de Sudáfrica».

Ocurría que unos, los blancos ,asociaban su identidad a la tierra, Sudáfrica, que habían conquistado y por la que sentían habían «luchado»(pertenencia) y los otros, los negros, al país,Inglaterra,que les había «expulsado» pero cuyos valores de libertad y democracia reivindicaban para si mismos(identidad).

Desde este punto de vista,es claro que  solo de la unión de ambas aspiraciones era posible construir la nueva Sudáfrica.

La falta de identidad y de pertenencia son los enemigos principales de cualquier causa noble que trate de reconciliar los intereses contrapuestos de los ciudadanos de un país ,de los miembros de una organización o de una comunidad.

Los líderes de esta “Causa”están obligados a encontrar ese espacio de «comunes» en el que los comienzos son posibles y la reconstrucción deja de ser un cuestión de fe en «iluminados» para convertirse en un ejercicio, no impostado, de acción colectiva en igualdad. Y digo espacio de «comunes», que no de los «iguales», porque esta metáfora encierra una prueba de la exclusión que provoca, para la misma causa, la agrupación de  individuos en torno a la convicción en una misma «verdad»: la renuncia a estar de parte de los que,con sus verdades,también tienen que estar.